jueves, 1 de febrero de 2007

A Ustedes amigos partidarios!

Desde hace ya un tiempo vengo participando activamente en la política nacional. No participo como un independiente interesado sino como militante de un partido político y de la causa que yo creo justa. Puedo, luego de ese tiempo, estar en condiciones de hacer un juicio sobre lo que he visto, lanzar mis críticas y mis propuestas. La línea política que sigo, es la social cristiana o demócrata cristiana o la humanista cristiana, llamémosle como queramos, el contenido es el mismo.

Nuestra visión de la política, digo nuestra, porque he interiorizado sus principios y los vivo en cada momento, en cada decisión y en cada acción, consiste en una forma de pensar, de ver el mundo inspirándose en valores supremos, universales, rodeados de moralidad y espíritu servidor. Esta bella doctrina, que le da sentido a toda acción política que realizamos en el partido, creo que muchas veces, en la mayoría de los casos, se ve sub-representada por dirigentes hipócritas, corrientes mentirosas, que traicionan el ideal sin vergüenza y se jactan de aquello.

En mis días participando, actuando políticamente, he visto como grupos se juntan y confabulan para destruir, mancillar, pisotear y tirarse abajo nuevos y más nobles liderazgos. En el partido que levanta los principios del espíritu, rigen las voluntades de los desalmados. Las consecuencias de este mal las vemos en el exterior, vemos las heridas sangrantes, pero en el interior no solo las vemos, sino las sufrimos, como grandes hemorragias, tumores y demás. En síntesis el partido al cual me he adherido esta enfermo y lo digo públicamente, no como acto de deslealtad, sino como un acto de franqueza, de justicia. Yo quiero defender y reivindicar a las nobles voluntades, a las buenas voluntades. Porque si buscamos el cambio hay que primero como decía un dirigente del partido, conocer el mal a la perfección y yo a eso añado, luego exponerlo.

No creo que la forma de hacer política sea taparse los ojos de manera hipócrita para seguir escalando por inercia o tradición. Es necesario en los momentos de crisis marcar posición, definirse y lanzarse. En esos momentos es donde se juega la prevalecía del bien, ya Virgilio había dicho: “Tu ne cede malis, sed contra audentior ito", no cedamos ante al mal, combatámoslo con mayor determinación. La prudencia de los buenos hoy, es el adverbio de los vencidos mañana. Los partidarios que sienten desesperanza, los partidarios que se alejan por diferencias, los partidarios que fueron insultados, calumniados y que hoy se sienten impotentes ante la fortaleza de un estado mayor decadente, sin futuro, deben unirse revivir sus voluntades con el solo llamado a servir a su pueblo.

El social cristiano que se rinde ante las adversidades, es aquel que no conoce el dolor de corazón, el sacrificio en la cruz, a los mártires o a los santos. Aquellos que prefieren la comodidad y la tranquilidad a verse involucrados en una lucha por el bien, son los mismo que sufrirán los castigos de la victoria de aquellos que distorsionan la verdad, que la someten a los intereses personal. Mi llamado ahora no es uno general, sino uno especifico a los amigos, a los partidarios, que vengan, que se levanten, no con ánimos de venganza, ni de destrucción, sino de demostrar que la propuesta fiel, la noble mirada del espíritu y la convicción pura de servir, pueden construir los mas altos edificios, pueden vencer a los mas maquiavélicos, porque como decían, si la voluntad es realmente buena, el universo se confabulara para que suceda.

Con este llamado humilde y pasional, también viene un recordatorio, hay que corregir los errores cuanto antes, porque de lo contrario, será como ese barco que al zarpar se desvía un poco del camino y no podrá llegar luego al puerto deseado. Seamos también consecuentes en ver en nosotros los errores y seamos implacables al tratarlos, porque solo con suma rectitud interna seremos capaces de demandar la rectitud de los demás. El camino será largo, no retrocedamos ante el mal, la causa que defiendo me lo demanda a mí y a todos. Hagamos justicia y llevemos la luz, donde antes reino la vil oscuridad.