viernes, 19 de enero de 2007

Derechos, realidades y fanáticos



Hace unos días una amiga publico un comentario en su blog tocando el tema de las cortinas de huma, haciendo así, referencia a la pirotecnia política que rodea la promoción de la pena de muerte por parte del gobierno. Yo como de costumbre no pude contenerme y escribí un comentario al texto expresando mis opiniones al respecto.

Yo dije, que era digna de aplausos la decisión del congreso sobre la pena de muerte, porque creo y creeré siempre, que la vida, por más que muchos colegas y leguleyos constitucionalistas me digan que no, es un derecho absoluto y debe ser defendido siempre. Razón por la cual yo concordé con la autora en reprochar la actitud del Presidente García, cuando este utiliza temas tan delicados para distraernos de los temas de real importancia.

También aproveché el momento para hacer referencia a la tan mentada CIDH, porque resulta que se ha convertido con motivo de la pena de muerte en uno de los “targets” del gobierno. A mí en lo personal me disgusta cuando un tema como el derecho a la vida o en buena cuenta los derechos fundamentales en general son utilizados como instrumentos políticos. Es lamentable que sirvan para añadir un toque de humo y pirotecnia a la coyuntura política, siempre los colores bonitos y las chispitas mariposa distraen a la población de los temas centrales.
Sin embargo, entre tanta cortina, muchas veces hasta los mas lucidos perdemos la perspectiva. Es cierto, los derechos humanos son universales y también es cierto que la CIDH es un mecanismo supranacional que sirve de garantía para defender derechos transgredidos por Estados ciegos. Es claro que como dicen los pseudo intelectuales, “errare humanum est”, por tal razón es preciso tener un organismo como la corte para corregir esos errores que puedan cometer los fueros peruanos, que no son conocidos por su perfecto funcionamiento. No obstante, los últimos fallos de ésta corte han causado controversia por su falta de justicia o juicio.

Es un hecho que la corte tiene una tendencia en sus fallos, por mas que lo nieguen la tienen y no pueden evitarlo. La tendencia se nota, cuando siendo el máximo fuero de derechos humanos del continente, por tal razón sus fallos deben ser ponderados en un amplio sentido y con relación a la realidad que están juzgando. Sin embargo, los jueces se comportan como si estuvieran alojados en una torre de marfil donde divagan sobre la condición del hombre y sus derechos, en vez de ser concretos y analizar los hechos con profundidad. Es claro que no fueron nombrados para hacer literatura, sino para pronunciarse sobre casos serios. Es, creo, una payasada dedicarse ha hablar sobre el cosmos y la historia, al decidir sobre un tema de derechos humanos tan delicado como un caso de terrorismo.

Los casos que ve la corte, involucran mucho más que una cantidad económica para indemnizar a victimas, sino son casos que involucran honras nacionales, reivindicaciones importantes. Son en pocas palabras, casos de trascendencia política, que podrían enervar o apaciguar los ánimos de un pueblo. Son precisamente los miembros de la corte, los encargados de proteger los derechos humanos y deberían impedir que sean convertidos en un monopolio exclusivo de grupos tendenciosos. Cada vez más vemos como la defensa de los derechos humanos es igualada a la práctica de una ideología. Vemos también como con más frecuencia los ciudadanos ven con más escepticismo a los organismos encargados de protegerlos, porque estos ven que dichos organismos se ven rodeados con aires de hipocresía, la misma que impregna a diferentes grupos de interés que prefieren perseguir a Pinochet y callar al ver a Castro o a Chávez.

Digo esto no por contribuir al linchamiento público, sino por aclarar que la luz no debe brillar tan fuerte, que nos impida ver lo que la rodea. Lo malo creo debe ser resaltado, si la corte debe ser reformada, que los sea. Todo con el afán de seguir defendiendo los derechos humanos. Lo que si voy a dejar en claro, es que me encuentro en contra de retirar al Perú de la Convención Interamericana de Derechos Humanos. Los que desean el tan pedido retiro, estarán lamentándose cuando sus derechos sean violados, porque siempre es fácil hablar de terceros cuando se discuten estos temas.

Finalmente, quisiera invocar a aquellos que defienden los derechos humanos, que una cosa es defender los derechos y otra las instituciones que los defienden. Hay que ver claramente como funcionan estas instituciones y procurar su mejora. En cuanto a la Corte, sigo esperando que en su próximo fallo se pongan la camiseta de los derechos humanos. Y a los fanaticos solo me queda decirles: Delenda est Cartago!!
Hasta la proxima

2 comentarios:

Anónimo dijo...

no estoy de acuerdo contigo, creo que la corte ha actuado bien en sancionar a personas que violaron los derechos humanos, un prisionero por ejemplo por ser prisionero no pierde su dignidad ni sus derechos, en especial el de la vida, que lo defiendes con tanta vehemencia

Anónimo dijo...

porque copias a otros autores, mejor dicho articulos de diarios....